Nadie oye tus gritos de silencio, Daniel. Aún no tienes edad para cagarte en sus muertos. Por eso lo sigues haciendo en tu pañal...
Cinco años con catarro y sin abuelos. Cinco años soñando ser otros niños, con otros padres, con las mismas ganas. Están húmedos tus pantalones. ¡A tu edad Daniel! A tu edad…
Pero todo tiene un límite, ¿verdad? Eso es. Ponte también el gorro. Él te protegerá si vuelcas... ¡Vamos! lo has visto hacer a los mayores otras veces. Sólo hay que girar la llave, tocar la bocina, imitar el ruido y correr como si fueras a algún sitio, !uno que esté lejos de este, Daniel! Uno donde se escuche tu silencio.